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La Música del Miedo... Secret Survivors México

La música del miedo… Secret Survivors México Por Alonso Arreola / La Jornada Semanal (publicada el 2 de abril de 2017) La música del miedo no se integra con la estridencia de violines al filo de bañeras donde yacen rubias distraídas. Tampoco se teje con alientos que vuelan chocando sus novenas mientras zombis y vampiros ocupan la ciudad sitiada. La música del miedo no profesa repeticiones en tesituras bajas augurando tiburones, ni muestra melancólicos fraseos en “galaxias muy lejanas”. La música del miedo aprovecha escalas cuyos intervalos se extienden según el calibre del disparo. Esa música se desnuda en el continuo tableteo de la metralla, en el espasmódico salto de un cuchillo pervertido por dedos que no saben de guitarras. La música del miedo es la que aguarda en los silencios largos, agazapada en una fermata de desprecios. Así es como suena en todos lados. En México, en Siria, en las calles de Europa, en el muro donde canta el odio... Son muchas las tierras con sus prolíficos compositores. La música del miedo lleva un orfeón de sobrevivientes cuya infancia fue guarida del abuso. En sus voces solfea la muerte de quienes no pudieron superar ataques familiares, la esperanza de que sean menos los dolientes del futuro. La música del miedo es un virus que socava partituras iniciadas con arrullos y terminadas en un grito. Es alambre de púas que contiene a los que huyen. Es el silbido de una bestia metálica que cruza al mediodía con hombres y mujeres en la espalda, aplastados por un sol que bate mil tambores. En ella las ligaduras atan y los puntillos matan. En ella es fácil aprovecharse de los débiles de cuerpo. En ella se regodean incontables productores. La música del miedo es conducida por una batuta giratoria, cíclica, dormida en relojes y tribunales indolentes. Es la que surca injusticias consiguiendo milpas podridas. En sus cadencias bailan las imágenes de noticieros y entretenimientos fatuos. Con ocho de sus redobles perdió la vida Miroslava Breach hace una semana, delante de su hijo y en la puerta de su casa, como tantas periodistas, como tantos hombres que debían permanecer de este lado del sonido por muchos más compases. Bemoles y sostenidos, ellos son los accidentes en el pentagrama que trazamos y que transforman en réquiem hasta la más dulce canción de cuna. Entonces, ¿hay maneras de acallar a la música del miedo? ¿Hay acciones que enfrenten su mantra rojo? ¿Dónde están sus intérpretes? Cualquier acto de bondad la debilita. Es cierto. Hoy podemos contarle, verbigracia, de Secret Survivors México, iniciativa escénica (dramática, musical, fílmica, psicológica) en la que un puñado de almas rotas renace con el valor de la palabra y la compañía. Un proyecto al que deseamos vincularnos y en el que las víctimas, sentadas en un escenario, acaban con el estruendoso silencio que las atemoriza. Nos referimos a una obra que busca financiamiento colectivo para repetir lo que ya logró en Nueva York. Un montaje que con su apoyo, lectora, lector, podría presentarse en distintas partes de México para fortalecer la lucha en ese laberinto de miedo que nos pone, según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), en el primer lugar de abuso sexual, violencia física y homicidios de menores de 14 años.

Coproducida por La Casa Mandarina AC y Las Reina Chulas con la venia de sus creadores —la compañía neoyorquina Ping Chong + Company, premiada por Barack Obama en 2014—, Secret Survivors México es un plan de resurrección, individual primero y luego colectivo, liderado por Mora Fernández, mexicana con una sólida trayectoria en el empoderamiento y liderazgo femeninos. Pensando en ella y en quienes comparten su dolor para transformar al mundo, nos viene al magín el gran autor brasileño Lenine con su extraordinaria “Miedo”, cantada a dueto primero con Pedro Guerra y luego con Julieta Venegas. Una canción cuya belleza paraliza si renunciamos a su ambigüedad y que citamos porque vale mucho el día de hoy:

“Tienen miedo del amor y de no saber amar. Tienen miedo de la sombra y miedo de la luz. Tienen miedo de pedir y miedo de callar... Miedo que da miedo del miedo que da. Tienen miedo de subir y miedo de bajar. Tienen miedo de la noche y miedo del azul. Tienen miedo de escupir y miedo de aguantar… El miedo es una sombra que el temor no esquiva. El miedo es una trampa que atrapó al amor. El miedo es la palanca que apagó la vida. El miedo es una grieta que agrandó el dolor. Tienen miedo de reír y miedo de llorar. Tienen miedo de encontrarse y miedo de no ser. Tienen miedo de decir y miedo de escuchar… El miedo es una raya que separa el mundo. El miedo es una casa donde nadie va. El miedo es como un lazo que se aprieta en nudo. El miedo es una fuerza que me impide andar”. Escúchela y conmuévase. Busque a La Casa Mandarina AC y Secret Survivors México. Ayúdelos en su fondeo con Generosity.com (ligada a Indiegogo). Cante con el movimiento y no con el miedo. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.


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